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MANIFIESTO

El día que se casó recibió 200 ramos. No fue ninguna exageración para ella. Le encantan las flores. Siempre le han encantado. Desde muy joven, Marta Elena y su hermana, Luz Amparo, hacían toda clase de arreglos florales para eventos empresariales, matrimonios, cumpleaños, quinces, graduaciones… Para lo que las llamaran, ellas estaban ahí: en el garaje de la casa, donde empezaron “Picardía”, aquel pasatiempo de hermanas donde las manos se volvían creativas para arma obras de arte naturales.

Los años fueron pasando y el garaje se convirtió en una casa, los clientes en reconocidas empresas, la arcilla en oasis y las flores, en la vida entera de las Roldán. Cuando nacía un bebé, Picardía era la empresa favorita para que armara el exclusivo ramo. Cuando alguien estaba de cumpleaños, Picardía para un regalo diferente. Cuando un aniversario se celebraba, Picardía para que la forma de las flores llamara la atención de ella. Cuando la graduación era el logro, Picardía que se ingeniaba los ramos más únicos. Siempre Picardía. Sin darse cuenta, se convirtieron en eso: en la empresa que, por medio de colores, celebraba la vida. Y entonces, las leyes del mercadeo actuaron y el público cambió, los gustos cambiaron, la decoración cambió, el mobiliario cambió, las reuniones sociales cambiaron y Picardía lo afrontó con elegancia e innovación.

Ya no solo hacían unos cuantos arreglos para enviar. Ya estaban presentes en la organización de todo el evento: qué vajilla se usarían, cuántos meseros eran necesarios, qué tipo de sillas y cuántas, cuáles eran los mejores manteles, cómo estarían distribuidas las mesas, qué cubiertos eran los indicados y, por supuesto, qué flores, qué adornos, qué colores iluminarían el ambiente de aquel evento, cualquiera que fuera, tan importante.

Hoy, la elegancia, la innovación, la exclusividad y la creatividad siguen intactas. Hoy, Selecta, aunque haya cambiado de nombre, sigue siendo una empresa que celebra la vida con colores, sigue siendo una empresa a la que le importa cada detalle y cada servilleta, aunque con un equipo mucho más grande. Con la energía y la juventud de Catalina, su sobrina, a la cabeza. Siempre sonriendo, lista para atender y asesorar a tantas parejas.

Un equipo que Marta Elena ha formado durante 40 años. 40. Desde que la palabra wedding planner no existía y aun así, ellas, sin saberlo, lo eran. Eran decoradoras, organizadoras, planeadoras y coordinadoras. Todo a la vez, todo al mismo tiempo, porque la intuición les dijo que más que arreglar flores, tenían que realizar certámenes selectos, de primera categoría; para que después, con el tiempo, Selecta, la gran empresa que existe hoy, fuera una realidad. Y también, para que después, con el tiempo, se dieran cuenta de que ni Pinterest, ni Google ni Internet reemplazarían la experiencia de tantos años.

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